La situación de catarsis general e individual a la que estamos siendo sometidos muchos de nosotros, nos lleva a estadíos extremos de ciclotimia y bipolaridad.
Parece que nos hemos vuelto locos.
Parece que volvemos a ser teenagers y disfrutamos de una eterna adolescencia que quizá no vivimos…
Parece o es que confundimos las cosas, y a las personas.
Vemos amor en todas partes o no vemos con claridad.
Nos reímos como si no hubiese mañana, o lloramos como si estuviésemos en Mordor.
Un devenir en el que estamos inmersos más que nunca, esperando que al final del embudo el remolino nos empuje hacia un nuevo mundo en el que de verdad existan los valores y corramos como comanches por campos infinitos hacia el sol.
Es cierto que existe un libre albedrío, aunque este universo siga siendo del todo determinista.
Dejarse llevar es una forma de sobreponerse, de volverse antisistema aunque parezca lo contrario. Ahora, ¿los que éramos cuerdos nos hemos vuelto locos? ¿Quién es normal? ¿Qué es la normalidad y dónde se encuentran sus parámetros?
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